ATÁVICA
Seguía presente en el actual escudo de Moscú, su particular
cruz horizontal ondeaba inexplicablemente en multitud de banderas de países del
norte de Europa, tan similares entre si.
Había sido el estandarte de potencias maritimas
desaparecidas como Génova o Aragón. Formaba parte de una porción de la Unión
Jack británica e incluso habia dado nombre a una nación entera, Georgia.
La tradición cristiana quiso situarlo en Capadocia, y las reminiscencias
paganas vieron en el mito de Sigfrido y el Dragón su origen ancestral.
Sin embargo, su secreto, permanecía plasmado en la pared de
una cueva anónima de la cordillera pirenaica.
Tan revelador, olvidado y antiguo, como su propio misterio.
(Extracto de la novela «Atávica» de Frank Corbario)
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